Para que los pasos no me lloren,
para que las palabras no me sangre: canto.
Para que tu rostro fronterizo del alma
que me ha nacido entre las manos: canto.
Para decir que me has crecido clara
en los huesos más amargos de la voz: canto.
Por lo que no debe morir, tu pueblo: canto.
Me lanzo a caminar sobre mi voz para decirte:
tú, interrogación de grutas y mariposas silvestres,
me perderás el paso en los andamios de mi grito,
por que hay un maya alfarero en su corazón,
que bajo el ma, adentro de la estrella,
humeando en las raíces, palpitando mundo,
enreda tu nombre en mis palabras.
Canto tu nombre, alegre como un violín de surcos,
porque viene al encuentro de mi dolor humano.
Me busca del abrazo del mar hasta el abrazo del viento
para ordenarme que no tolere el crepúsculo en mi boca.
Me acompaña emocionado el sacrificio de ser hombre,
para que nunca baje al lugar donde nació la traición
de vil que ató su corazón a la tiniebla, negándote.
Vámonos patria a caminar, yo te acompaño.
Yo bajaré los abismos que me digas.
Yo beberé tus cálices amargos.
Yo me quedaré sin voz para que tú cantes.
Yo he de morir para que tú no mueras,
para que emerja tu rostro flameando al horizonte
cada flor que nazca de mis huesos.
Tiene que ser así, indiscutiblemente.
Ya me cansé de llevar tus lágrimas conmigo.
Ahora quiero caminar contigo, relampagueante.
Acompañarte en tu jornada, por que soy un hombre
del pueblo, nacido en octubre para la faz del mundo.
Ay, patria,
a los coroneles que orinan tus muros
tenemos que arrancarlos de raíces,
colgarlos en árbol de rocío agudo,
violento de cóleras del pueblo.
Por ello pido que caminemos juntos.
Siempre con los campesinos agrarios
y los obreros sindicales,
con el que tenga un corazón para quererte.
Vámonos patria a caminar, yo te acompaño.
Pequeña patria mía, dulce tormenta,
un litoral de amor eleva mis pupilas
y la garganta se me llena de silvestre alegría
cuando digo patria, obrero, golondrina.
Es que tengo mil años de amaneces agonizando
y acostarme cadáver sobre tu nombre inmenso,
flotante sobre todos los alientos libertarios,
Guatemala, diciendo patria mía,
pequeña campesina.
Ay, Guatemala,
cuando digo tu nombre retorno a la vida.
Me levanto del llanto de buscar tu sonrisa.
Subo las letras del alfabeto hasta la A
que desemboca al viento llena de alegría
y vuelvo a contemplarte como eres,
una raíz creciendo hacia la luz humana
con toda la presión del pueblo en las espaldas.
¡Desgraciados los traidores, madre patria, desgraciados.
Ellos conocerán la muerte de la muerte
hasta la muerte!
¿Por qué nacieron hijos tan viles de madre cariñosa?
Así es la vida de los pueblos, amarga y dulce,
pero su lucha lo resuelve todo humanamente.
Por ello patria, van a nacerte madrugadas,
cuando el hombre revise
luminosamente su pasado.
Por ello patria,
cuando digo tu nombre se rebela mi grito
y el viento se escapa de ser viento.
Los ríos se salen de su curso meditado
y vienen en manifestación para abrazarte.
Los mares conjugan en sus olas y horizontes
tu nombre herido de palabras azules, limpio,
para lavarte hasta el grito acantilado del pueblo,
donde nadan los peces con aletas de auroras.
La lucha del hombre te redime en la vida.
Patria, pequeña, hombre y tierra y libertad
cargando la esperanza por los caminos del alba.
Eres la antigua madre del dolor y el sufrimiento.
La que marcha con un niño de maíz
entre los brazos
la que inventa huracanes de amor y cerezales
y se da redonda sobre la faz del mundo
para que todos amen un poco de su nombre:
un pedazo brutal de sus montañas
o la heroica mano de sus hijos guerrilleros.
Pequeña patria, dulce tormenta mía
canto ubicado en mi garganta
desde los siglos del maíz rebelde:
tengo mil años para llevar tu nombre
como un pequeño corazón futuro
cuyas alas comienzan a abrirse a la mañana.
OTTO RENE CASTILLO
El gran poeta de la ternura. Nació en Xelajú en 1936. Viajó y vivió en varios países durante sus tres exilios, pero los trabajos por su pueblo nunca le dieron reposo. El 19 marzo de 1967, fue herido y capturado, cuando combatía contra el ejército en la Sierra de las Minas. Después de cuatro días de torturas, lo quemaron vivo en la base militar de Zacapa, junto a su amada compañera Nora Paiz.
yeah dude!, esta de awevo
ResponderEliminarmuy bueno, muy bueno... me haré fan de tu blog... jaja saludosssss
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